Irán: Mujer que dio todo por Jesús

Abandonar el islam para seguir a Jesús en un país musulmán conlleva varias pérdidas, como la del apoyo familiar, el empleo, el respeto social e incluso la vida. Por eso, muchos no pueden soportar la persecución y vuelven a su antigua fe. Sin embargo, otros cristianos llegan hasta las últimas consecuencias por amor a Jesús.

La Revista Puertas Abiertas de marzo presenta el testimonio de cristianos del Norte de África y Oriente Medio como Sahar. Su esposo la expulsó de su casa en Irán y tuvo que dejar a sus dos hijos pequeños por no negar a Jesús.

«Clamé a Dios, preguntándole por qué me había hecho madre y luego me dejaba pasar por esto. Le pregunté quién cuidaría de mi hijo de cinco años, quién lo acostaría por la noche. Se me rompió el corazón, como ser humano, como mujer, pero sobre todo como madre», afirma.

En esos momentos de sufrimiento, Sahar puso su confianza en Dios y se dio cuenta de que nada de lo que había perdido podría llenar ese vacío del tamaño de Jesús. «En ese momento sentí que estaba haciendo lo correcto. Puse a mis hijos en el altar, mi matrimonio, y supe que Dios controlaba la situación y que haría algo. A través de todo ese dolor, sentí su presencia».

El esposo de la cristiana le pidió que regresara a casa y la tensión entre ellos continuó. Pero cuando Sahar fue detenida por asistir a una iglesia doméstica, el musulmán se sintió muy angustiado y cambió su forma de tratar la fe de su esposa.  «Mi esposo estaba muy preocupado por mí. Cuando me liberaron, su enfoque sobre mi fe había cambiado. Me aceptaba tal como era», añade.

Sahar y su familia se trasladaron a Turquía y hoy es discípula de otras mujeres cristianas de trasfondo musulmán que han decidido seguir a Jesús. «Hay una tremenda presión sobre estas niñas y mujeres. Por favor, ora para que reciban valor del Espíritu Santo y sabiduría de Dios para que sepan que Él las protegerá y les dará poder».