Siria, la guerra que aun no termina (11 años)

Además de los 500.000 muertos como consecuencia directa de la guerra, Siria atraviesa una severa crisis económica.

El 15 de marzo del 2011 comenzó la guerra en Siria. Y después de 11 años no hay señales de que termine pronto, mientras tanto la población sufre las consecuencias del conflicto. Tras once años de guerra, aunque el Estado Islámico ha sido derrotado militarmente en Siria, su influencia no ha desaparecido y sus mortíferos atentados continúan, especialmente en las zonas desérticas del centro.

También continúan los combates en la provincia de Idlib, entre Hayat Tahrir al Sham (HTS) y grupos yihadistas rivales. También hay enfrentamientos en el suroeste y el noreste, respectivamente, entre las fuerzas gubernamentales y los antiguos grupos rebeldes, así como entre las fuerzas kurdas y las afiliadas al gobierno. Los cristianos están atrapados en el fuego cruzado entre las tropas gubernamentales y las fuerzas rebeldes.

Los combates continúan, sobre todo en las zonas donde el territorio controlado por el gobierno limita con las áreas controladas por las milicias rebeldes. Durante la guerra civil, los cristianos de Siria sufrieron los combates y los desplazamientos que han provocado. Se enfrentan a una continua falta de seguridad, recursos básicos y empleo para sobrevivir. Según el Índice de Estados Frágiles de 2021, Siria ocupa el tercer lugar entre los cinco primeros países que mostraron un deterioro a largo plazo en el periodo 2011-2021.

La pobreza generalizada también afecta a los cristianos

Hasta ahora se han atribuido directamente al conflicto más de 500.000 muertes. Según el Banco Mundial, «en su undécimo año, el conflicto en Siria ha infligido un grado casi inimaginable de devastación y pérdidas al pueblo sirio y a su economía.» Más de la mitad de la población del país antes del conflicto (casi 21 millones) ha sido desplazada, uno de los mayores desplazamientos de personas desde la Segunda Guerra Mundial.

La falta de acceso a la salud, educación, vivienda y alimentación agravaron los efectos del conflicto y llevaron a millones de personas al desempleo y la pobreza. La degradación del sistema sanitario hace que los sirios sigan siendo extremadamente vulnerables.

Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, «millones de sirios se han visto empujados a la pobreza y al hambre desde que comenzó la pandemia el año pasado y se calcula que sólo el 60% de la población puede permitirse una alimentación diaria suficiente. Además, la destrucción de los servicios básicos significa que millones de personas no tienen acceso a agua potable o electricidad. La mitad de las instalaciones sanitarias están fuera de servicio o sólo funcionan parcialmente y millones de niños están sin estudiar».

La pobreza generalizada se debe al desempleo, los bajos salarios y la devaluación de la libra siria. Al igual que el resto de los sirios, los cristianos sufren un elevado desempleo y dependen en gran medida de la ayuda humanitaria. Muchos de los cristianos que quedan en el país son pobres y corren el riesgo de sufrir desnutrición. Otros consideran a los cristianos ricos y apoyadores del gobierno de Assad; esto aumenta su vulnerabilidad, porque como no musulmanes ya forman parte de una frágil minoría.

La situación de las mujeres

Según el Índice Georgetown de Mujeres, Paz y Seguridad 2019/20, Siria se encuentra entre los cinco países con mayor discriminación legal hacia las mujeres. La legislación no protege a las víctimas de la violencia doméstica, la violación marital y los llamados crímenes de honor. Según el mismo índice, Siria es el segundo país con peores resultados en materia de empleo femenino, después de Yemen. Las tasas de escolarización de niños y niñas han disminuido drásticamente desde el inicio del conflicto, lo que, según UNICEF, puede contribuir a aumentar las tasas de matrimonio infantil y de trabajo forzado en los próximos años.

Las mujeres y las niñas heredan menos en virtud de las normas de sucesión de la sharia (un conjunto de leyes islámicas). Dada esta vulnerabilidad económica, las mujeres cristianas dependen en gran medida de sus maridos y familias. Si se pierde este apoyo, es probable que se queden sin medios para mantenerse económicamente.

Ayuda a los cristianos sirios empobrecidos por la guerra

La guerra en Siria ha llevado a muchas familias a la pobreza. Debido a la crisis económica, compran menos y comen menos. Puertas Abiertas asiste mensualmente a las familias para que tengan lo mínimo para sobrevivir. Con una donación, garantizas la supervivencia de las familias que reciben cestas de alimentos en los Centros de Esperanza durante meses.

Fuente de la información: Puertas Abiertas.