Sin lugar para esconderse: Ucrania y nosotros

Consideraciones y motivo de oración 

Daniel Bianchi

El mundo no necesita otra guerra, tampoco una nueva crisis de refugiados, pero la guerra con sus consecuencias llegó de manera repentina con el ataque y la invasión rusa al territorio ucraniano. Sucedió para sorpresa de los que ahora están sufriendo en ese país europeo, y para otros que estamos lejos en geografía pero cerca por las consecuencias que este conflicto puede traer. Sobre todo cerca como cristianos por nuestro compromiso con los que sufren y con los miembros de la familia de Cristo.

Ante las noticias de los ataques y la salida de personas de ciudades como Kiev no hay duda de que Dios está movilizando muchas personas, grupos e iglesias en todo el mundo para orar por Ucrania y por Rusia. La información llenó nuestras pantallas y nos trajo el desafío de saber lo que realmente estaba sucediendo. R. un líder cristiano ucraniano habla de “la guerra de la información”. Por mi parte recuerdo la frase: “La primera víctima de la guerra es la verdad”.  Estar informados es una parte, orar es la más importante. Para ayudar en ambas comparto lo que sigue.

Este pasado 24 de febrero lo llamé «Amanecer del inicio de una guerra anunciada». El conflicto de Rusia con Ucrania – que viene desde 2014 – tuvo una enorme escalada en las últimas semanas. Rusia se habia anexado la penínzula de Crimea hace unos años,  venía fogoneado a los grupos étnicos rusos dentro de Ucrania, y declaró a las zonas fronterizas de Donetsk y Luhansk como “independientes” (ver mapa de la BBC). Hay que sumar aquí a Bielorrusia como vecino de Ucrania y aliado de Rusia y a quien la Unión Europea ha pedido que se abstenga de intervenir. El ataque se inició en la madrugada (hora local) del jueves  y los rumores de guerra se hicieron realidad. Las acusaciones y las argumentaciones son varias, y hay mucha información disponible, no es propósito repetirlas aquí. Cabe decir que la acción rusa ha sido enérgicamente repudiada por la Alianza Evangélica Mundial, la Alianza Evangñelica Europea y otras entidades cristianas de ese continente. Por su parte el presidente de la Sociedad Bíblica de Ucrania y presidente del Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de Ucrania (que nuclea a católicos, ortodoxos, evangélicos, judíos y musulmanes) envió una carta al presidente ruso rogándole que detenga los ataques y ofreciéndo al Consejo para buscar el diálogo y la paz.

Las guerras no suceden porque sí ni en un solo momento, vienen producidas por un largo proceso de gestación a veces secreto y otras no. Hay muchos factores históricos, económicos, energéticos (el gas de Rusia que alimenta más del 40% de Europa), geopolíticos, militares, etc. En 2019 un reconocido diario español decía:

«Ucrania, una nación rica en recursos en la frontera geográfica y simbólica entre Rusia y occidente, es también uno de los países más pobres de Europa. Dominada y manejada durante años por los clanes oligárquicos que se repartieron y se disputaron el pastel tras el derrumbe de la Unión Soviética y empobrecieron el país, también ha sido un imán para los especuladores extranjeros. Ha habido mucho dinero. Y fresco. Y eso ha atraído a empresarios occidentales, lobistas y asesores —muchos de ellos estadounidenses— de todo tipo.» El País

Ucrania es una nación rica en recursos naturales y con gran potencial, pero también sabe de corrupción, amplia y estructural como en….(!). Hasta tuvo un presidente fugado que vivía en la opulencia.También la corrupción de Chernobyl y un gobierno actual que ganó de manera algo dudosa las elecciones. Además, y no es poco, un lugar estratégico ante Rusia junto con la dependencia de ayuda externa con todo lo que eso trae. En esta guerra como en toda otra, la primera víctima, como alguien dijo, «es la verdad».

Acerca de Rusia también se puede decir mucho. El proyecto de ampliar y consolidar el poder de Puttin es evidente.Su argumento que Ucrania representa una amenza para la seguridad nacional rusa no tiene asidero cuando se hace la comparación de recursos, fuerzas y capacidades entre las dos naciones. Su sistema de gobierno de cuestionable democracia, su larga permanencia en el poder, la restricción de libertades contra las iglesias, y contra la libertad de expresión, el evenenamiento y encarcelamiento de líderes opositores…Y la lista continúa. Puttin ha sabido aprovechar la hora de oportunidad con una Europa y Estados Unidos debilitados y sin dirección. Encima todo esto luego de dos años de pandemia con todo lo que esto implició. Nosotros no obstante miramos más alto sabiendo que «El cielo gobierna». Sugiero que el Salmo 2, Daniel 2  y Santiago 4 son muy pertinentes para este tiempo.

Buscando maneras de colaborar

Hasta el momento he participado de dos reuniones (24 y 25 de febrero) acerca de la situación en Ucrania. La primera fue convocada por el Movimiento de Lausana en Europa. Participaron pastores y líderes de varios países, incluso estuvo conectada una iglesia desde Croacia. Entre los asistentes destaco a hermanos de Ucrania y de Rusia.  La otra fue convocada por Eldon, un reconocido facilitador de colaboraciones misioneras globales. Estuvieron representantes de redes y ministerios de Europa, Estados Unidos, Canadá, Medio Oriente y dos líderes ucranianos, uno de ellos pastor de las Asambleas de Dios. Desde América Latina estuvimos con Erich Bertuzzi y Jhony Tigani por la Red Misiones Mundiales, y José Prado desde Brasil con amplio ministerio con refugiados.

Más allá de todas las consideraciones, y especulaciones, de los «buenos» y los «malos», está la gente que sufre…Y vamos a escuchar a algunos que lo expresan.

Voces desde el lugar

En la reunión con líderes europeos reflexionamos que Dios es nuestro refugio y amparo en todas las circunstancias de la vida.  A. de Ucrania compartió en primer lugar. Estaba conectada desde otro país donde había ido con sus hijos. Su esposo le había insistido hacía más de una semana que ella y los chicos tenían que dejar el país. El se quedó para continuar con el ministerio. Se le quiebra la voz cuando lo cuenta, y también al decirnos que su pueblo natal cerca de la frontera amaneció con tanques y soldados rusos.

V. es ucraniano y contó que el país se despertó entre las 4 y 5 de la madrugada del 24 de febrero conmovido por las explosiones. “Los ataques fueron en 17 ciudades diferentes. No queda un aeropuerto operativo en el país, los lugares militares fueron también atacados. Falta combustible, y las rutas están colapsadas”, detalló. Las hileras de auto para salir de Kiev son tan largas que no se puede viajar. Un amigo suyo trató de salir de la ciudad pero luego de esperar ocho horas sin poder avanzar con el auto tuvo que volverse. “Las farmacias están sin medicamentos”, continuó V. “los ataques provinieron del este, frontera con Rusia, y también ingresaron por el norte desde Bielorrusia”. Pienso…El llamado de la Unión Europea a Minsk para que se mantenga al margen de este conflicto está claro que no fue escuchado. Aunque no se reconozca también entró en la guerra contra Ucrania.

X. de Rusia compartió en tono de confesión y con lágrimas, “soy muy emotivo”, dijo. Es el director nacional de un reconocido ministerio que alcanza a jóvenes universitarios. “Me siento muy avergonzado y tengo miedo”. Lo escuchamos y acompañamos. Luego una líder ucraniana oró por él de manera muy sentida.

M. y su esposo sirven en Radio Transmundial (TWR) y compartieron en el grupo pequeño que dan gracias a Dios porque las estaciones de la emisora en Ucrania y Rusia siguen operando con toda normalidad. De todas maneras pidieron que tengamos eso en oración.

Pavel es un pastor ruso. Tiene una vibrante congregación en Moscú y es directivo de una asociación de iglesias. Me pidió que orara por Rusia. Pavel es mi colega como director regional de Lausana para Eurasia. Su familia sabe de sufrimiento. El es cristiano de tercera generación y las dos anteriores sufrieron la represión comunista en sus variadas formas. Pavel nos recordó que tenemos que pensar en las personas y como Dios las ve más allá de sus nacionalidades. Orar por Rusia y orar los unos por otros, ucranianos por rusos y viceversa, fue una expresión de la unidad en Jesús que tenemos.

R. es un líder cristiano ucraniano, está casado y tiene cinco hijos. Con su esposa decidieron salir del país. Están dice “como refugiados sin hogar” en la casa de amigos en otro país europeo. “Nuestra intención la de migrar, queremos volver. Estamos en plena guerra y no esperábamos que fuera de esta manera”. Cuenta que soldados rusos entraron disfrazados en Kiev y hubo mucho temor en la gente. Unos amigos quisieron salir pero no les fue posible, llegar a la frontera con los tanques y peligros de la ruta. Antes era un viaje de cuatro horas, hoy lleva un día completo.

La peor noche de mi vida

S. es el director ucraniano de un ministerio nacional y está en la capital ucraniana con su esposa. Me cuenta por mail que están preparando un lugar de refugio para personas que salen de la ciudad y que ya había llegado la primera. Los ataques, afirma, fueron de sorpresa. Nadie los esperaba en esta magnitud. Tener todo listo en su albergue le lleva normalmente una semana o más, ahora no hay tiempo especialmente porque recién ayer pudo llegar a Kiev en el último vuelo antes que el aeropuerto fuera bombardeado. Los preparativos van a toda prisa. Sus pedidos (24/2 a las 19:30 h)

«Mientras escribo oigo fuertes explosiones en algún lugar del norte de la ciudad. Puede que sea la noche más dura de mi vida. Por favor, oren. 

Por favor, oren por 7 u 8 familias que intentan llegar a Polonia y Eslovaquia en coche esta noche. La mayoría de ellos consiguieron invitaciones a través de nuestros amigos de allí para refugiarse con ellos. Es un momento muy peligroso y difícil para conducir en la carretera cuando el ejército ruso ataca desde muchos lugares simultáneamente. Por favor, oren.

Por favor, oren por mí para que Dios siga dirigiendo mis pasos y mi mente. Parece que Él me trajo desde la seguridad en Wroclaw a la guerra en Kiev por una razón. Necesito estar preparado, y sé que Él me ayudará a estarlo. Alabado sea el Señor. Por favor, oren. 

 

El efecto inmediato del desplazamiento

Uno de los efectos de los ataques y la invasión es el impacto que tiene en la salida de personas en busca de refugio a países vecinos como el caso de Polonia y Hungría principalmente, pero también puede suceder con Eslovaquia, Rumania, MoldaviaLa situación interna también es incierta porque muchos quieren salir de Kiev.  Tengamos en cuenta que el movimiento es del este (frontera rusa) hacia el oeste. Aunque con los ataques desde el norte, y el sur, desde la Crimea anexada, el movimiento puede ampliarse.  Cuando se considera todo esto, dijo un ucraniano – “No hay lugar para esconderse”. La salida de Kiev está limitada por la cantidad de autos que buscan escapar. El cruce de la frontera está cerrado para los varones ucranianos entre 18 y 60 años por la ley de movilización que los convoca a alistarse.

La situación de obreros cristianos extranjeros es otro tema. En el caso de Argentina había una familia que se refugió en el sótano cuando comenzaron los bombardeos. En momentos de escribir estas líneas buscaba llegar a Polonia.

Al pensar en el país también tengamos en cuenta a los que están afuera. La diáspora ucraniana (como la rusa) es numerosa y extensa en todo el mundo. Por ejemplo solo en Argentina, según el representante de la colectividad ucraniana, los descendientes directos de ucranianos llegados al país suman medio millón de personas. Lidia explica[1] que “la mayoría de ellos huyeron del terror de la Segunda Guerra Mundial y el espantoso genocidio del Régimen Salinista llamado Holdomor (Muerte por hambre). Esto se conoce también como el Genocidio o el Holocausto ucraniano que sucedió entre 1932-1933 dejando de acuerdo con distintas cifras habría llegado a 12 millones de muertos. La hambruna devastó a territorios de la ex Unión Soviética con especial impacto en Ucrania y sería resultante de políticas soviéticas como la industrialización, la colectivización de la tierra y otras. También se cree que tuvo la intención de erradicar un movimiento de independencia. Acerquémonos a nuestros vecinos y hermanos ucranianos para expresar nuestro apoyo. Estemos atentos a cómo ellos pueden ser parte también en recibir y colaborar con sus paisanos en Ucrania.

Motivos para orar

En la reunión coincidimos en orar por varios temas, algunos ya los tenía compartidos en mi Facebook personal pero los incluyo y amplio a continuación.

  1. Oremos por el fin de las agresiones y la restauración de la paz y la justicia. ¡Que cese la guerra!
  2. Oremos por los gobernantes de Rusia y Ucrania. La Escritura dice que debemos pedir para que vivir en paz y seguridad. Claramente la guerra no permite que eso suceda, todo lo contario. Pidamos que se humillen delante de Dios, que actúen en beneficio de la gente. Que se arrepientan de acumular poder para sus propios intereses y ambiciones.
  3. Oremos por la comunidad internacional, especialmente los países, entidades y agencias que tienen posibilidad de influir en este conflicto por ejemplo: Unión Europea, OTAN, ONU, Estados Unidos, etc.
  4. Oremos por el pueblo ucraniano que están en estado de schock ante los ataques y la invasión del ejército ruso. Que muchos puedan conocer a Jesús aún medio de lo que sucede. Un pastor ucraniano dijo que esperan que las iglesias se llenen de nuevas personas en los cultos de este domingo.
  5. Oremos por la iglesia y sus pastores. La mayoría de ellos ha decidido permanecer en el país para seguir con su ministerio. R. contó que el ejército ruso tiene una lista de personas buscadas y que hay pastores entre ellos. Pidamos protección, fortaleza, sabiduría. Tengamos en cuenta que Ucrania es el país con quizás el mayor número de cristianos de toda Europa.
  6. Oremos por los que buscan salir de Ucrania. Los líderes ucranianos con quien nos reunimos destacan este tema y anticipan que puede venir una gran crisis humanitaria por el numero de refugiados y desplazados. Hemos conversado acerca de coordinar acciones para ayudar como iglesias y ministerios cristianos. Al momento de escribir hay multitudes de personas en la frontera, especialmente con Polonia y Hungría.
  7. Oremos por los más vulnerables. Los niños, ancianos, los enfermos, los más pobres que no tienen contactos ni recursos y tienen pocas posibilidades de ser escuchados o atendidos.
  8. Oremos por el pueblo ruso. Su gobierno ha llevado a la nación a una guerra de proporciones y alcances que no se pueden dimensionar y que también les traerá sufrimiento. Que Dios obre y traiga cambios en esa nación.
  9. Oremos por la continuidad de las libertades y del estado de derecho. La guerra es una excelente excusa para promover la excepcionalidad bajo pretexto de la emergencia. Eso es un terreno propicio para el abuso de poder y la restricción o cancelación de libertades de culto, expresión, etc. Oremos por los ministerios que sirven en Ucrania, son muchos y se enfocan en niños, jóvenes, universitarios, familias, necesidades sociales, etc. Pidamos que puedan continuar y que sean protegidos por Dios.
  10. Ora por lo que el Señor ponga en tu corazón en este momento 

“Ya hemos visto informes de víctimas y personas que comienzan a huir de sus hogares en busca de seguridad…Las consecuencias humanitarias para las poblaciones civiles serán devastadoras.  No hay ganadores en la guerra, pero innumerables vidas serán destrozadas” Filippo Grandi.                                                     Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados

Orar sin ideologías

Orar por Rusia me hizo reflexionar. En ese momento tal vez hubiera querido decir “no se cómo orar, vamos a pedirle a Dios que nos guíe a orar”. Pero cuando un amigo te lo solicita es mejor responder y en la misma oración dejar que el Espíritu te conduzca.

Pienso ahora en la manera en que nuestras opiniones o sesgos pueden dirigirnos o impedirnos al orar.  Me pregunto ¿si ora alguien “de derecha”, orará distinto a si lo hace alguien con orientación “de izquierda”? Tal vez pensamos que como cristianos no tenemos una tendencia…. ¿Será realmente así? Estamos tan ideologizados que me preocupa que se haya contaminado al acto cristiano más vital de todos, la oración.  Es que orar, lo sabemos pero…No es presionar o hacer lobby a favor de nuestras opiniones, preferencias, juicos o deseos. Orar es lo contrario, es ajustarlos, formatearlos, someterlos vivos, y pataleando incluso, al buen deseo y a la buena voluntad de Dios, a la misericordia y a la gloria de Dios, al Dios que es Rey de las naciones y el SEÑOR de la historia. Finalmente se trata de orar como Jesús nos enseñó: Que tu voluntad sea hecha en la tierra como se hace en el cielo.

Analicemos, ¿somos prontos para condenar a los otros si tienen una tendencia o inclinación distinta a la nuestra mientras que justificamos o minimizamos los errores y horrores del partido o grupo con el que somos afines? ¡Cuánto de esto estamos viendo en nuestros propios países sin necesidad de viajar a Europa! Sin ir más lejos hay entidades que alguna vez levantaron la bandera de los Derechos Humano y ahora callan servilmente por estar sostenidas o ser parte del poder de turno. Pensemos en los que se rasgan las vestiduras por lo que hacen otros países extranjeros pero niegan, justifican o minimizan lo que sucede en Cuba, Nicaragua, o Venezuela.

Pidamos que Dios nos libre de nuestros puntos ciegos, de nuestras contradicciones y de nuestras preferencias, del la tentación siempre presente de verlo todo centrado en nuestra propia cultura y sistema.

La prueba de fuego, la suprema, es tener que confrontar y resistir al propio grupo, renunciar a la opinión que antes defendíamos (casi) ciegamente. Es el precio del compromiso que a veces nos lleva a estar “a favor de…” cuando todos están en contra, y otras “a estar en contra de…” cuando todos están a favor. Más que nunca oremos para tener tal discernimiento.

A la vez, también admitamos, que hay un tiempo cuando hay que decir basta, trazar el límite, decir a lo “malo, malo” y hacer de eso nuestro “Eben-ezer”. Hay que pararnos firmes resistiendo al mal en cualquiera de sus manifestaciones y de cualquier lugar que venga, sea de la derecha, o de la izquierda, de arriba o abajo, del mundo físico o espiritual, o incluso de nuestro interior.

“Mi reino no es de este mundo”, dijo Jesús y relativiza así a todos los reinos y poderes del mundo que pasarán (sí, todos pasarán) como lo muestra el sueño de la imagen de Nabucodonosor. El evangelio siempre nos lleva a rupturas y acogidas. Algunas son sin duda más dolorosas y difíciles que otra. Pero no se trata del costo de lo que se deja, sino de lo que se recibe en el seguimiento de nuestro Salvador y Señor.

 

Nota

El autor es director de Conexión Oriental una iniciativa dedicada a servir y acompañar a personas desplazadas y perseguidas y conectar a la iglesia latinoamericana con esa realidad.  También se desempeña como director del Movimiento de Lausana para América Latina.  Comentarios y consultas:  sinlibertades@gmail.com

[1] Lydia L. de Massalya, Facebook personal (24/2/22). Junto con su esposo Juan son pastores de la Unión de las Asambleas de Dios en Córdoba, Argentina, y parte del liderazgo del Departamento Nacional de Misiones de dicha fraternidad.